martes, 6 de septiembre de 2011

Siempre me he considerado una persona muy inconformista. Autónoma, nunca me ha gustado que los demás me dijeran lo que tengo que hacer. Actuaba sin pensar, soy muy impulsiva, según siento las cosas las hago. Me es muy difícil empezar a confiar en la gente si no estoy segura de que esa persona merecerá la pena. Actúo muy rápidamente, y más de una vez acabo estrellándome. Considero lo más importante, el sentirme apoyada, a los que siempre han estado ahí, tengo que agradecerles infinito. Conservo muchas decepciones en el corazón, que aunque perdono, no olvido. Soy una persona a la que pocas veces podrás enfadar, pero si lo consigues, no tienes ni idea de lo que te puede caer encima. Con una sonrisa siempre puesta, pocas son las de verdad. Últimamente la llevo más por rutina. De ojos empañados muy a menudo, prefiero no mostrarlo ante los demás. Mi locura que desarma, con pequeños toques infantiles, quizás sea lo que más te gustara de mí. Con tan sólo mirarme a los ojos puedes descubrir todo lo que siento. Yo podría mentirte, pero ellos no. Aunque al principio puedo parecer una persona muy simple, en realidad soy verdaderamente complicada. Mis latidos retumban al compás de los soliloquios de mi corazón.

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